Quiero escribir sobre muchas ideas, pero todo a su tiempo. Saben en el transcurso de este camino con vitiligo, entre mis desdichas y alegrías, consejos e historias he aprendido un poco sobre la vida, en primer lugar mirando desde la perspectiva de mi vida y segundo lugar lo que he podido aprender de las historias de los demás. Al principio me sentía tímido en compartir la historia de mi enfermedad, que los demás se enteraran de lo que estaba sucediendo a mi piel, pero hubo un momento en mi vida que me empujo a exponerme, hubo un momento en mi vida en el cual tuve que decidir si pasar mi vida detrás de 4 paredes oculto o salir a ser feliz junto a la gente (mi gente).
durante este camino me encuentro con gente de distintos lugares, con aptitudes diferentes ante el vitiligo, unos han superado el problema, otros apenas están comenzando, otros han decidido ser feliz y muchos otros siguen aun frustrados a causa del vitiligo. Solo tengo 23 años(estoy joven y quiero vivir), me sorprende e indigna ver a personas de edad adulta con ganas de suicidarse, con ganas de morir a causa del vitiligo. Nunca se me ha pasado eso por la cabeza acabar con mi vida, nunca he imaginado suicidarme a causa del vitiligo, y lo que sucede conmigo es que quiero vivir, es que quiero viajar y conocer nuevos lugares, es que quiero conocer nuevas personas y compartir experiencias, es que quiero ayudar a otros y tender mi mano amiga, en definitiva aun tengo tantas cosas plateadas en mi vida que aun no quiero morir.
Entendí que no estamos solos, en este momento hay muchas personas en otros lugares afrontando la realidad como yo(tengo vitiligo y no me puedo echar a morir), otros llorando y sufriendo y otros simplemente desvanecidos, escondidos e inexistentes.
Somos muchos, somos mas de lo que pensamos, somos tantos pero escondidos detrás de cuatro paredes que prácticamente así no somos nada. Hace días encontré un señor en la calle con vitiligo en la cara, en el cuello y en las manos, el no pudo apreciar que yo también tengo vitiligo pero rápidamente se metió las manos a los bolsillos y bajo la cabeza, pero yo iba tan rápido(apurado) que no me dio tiempo de detenerme hablar con el, luego en el camino me eche a reír(como si no tuviera vitiligo), y pensé cuantas veces esa fue mi aptitud, cuantas veces trate de disimularlo y la gente ni me veía, ni estaba pendiente de mi.
Así como les cuento mis amigos, hay muchos mas allá afuera viviendo una vida, con familia, con títulos universitarios, con trabajos y con ocupaciones, tanto así que no tienen tiempo para llorar ni para recaídas a causa del vitiligo, sino damos Gracias a Dios por un día mas de vida y porque de todos los males el menos mal nos ha tocado vivir.
mi consejo es que debemos cuidarnos la piel, siempre buscar soluciones, vivir plenamente feliz y ayudar a otros. No hay tiempo para la tristeza a causa del vitiligo.
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